sábado, 27 de abril de 2013

Borussia Dortmund 4-1 Real Madrid: Fútbol e ilusión

FOTO: www.aldia.cr

Uno de los tópicos más utilizados en el mundo del fútbol por entrenadores y expertos en la materia es que a este deporte no se puede jugar sin ilusión. Durante el paso de los años hemos visto multitud de equipos y jugadores intentar llevar la contraria a esta afirmación pero, habitualmente, han salido mal parados. 

El último en hacerlo fue el Real Madrid el pasado miércoles en el Signal Iduna Park de Dortmund. Precioso escenario bajo los focos que alumbraban el encuentro de ida de una semifinal de Champions apasionante. Ni siquiera había servido de lección la asombrosa contundencia de la derrota del Barcelona en Múnich del día anterior. A este Madrid parece faltarle eso, ilusión. 

Si no se hace difícil explicarle a cualquier seguidor madridista cómo es posible que un equipo que lleva once años sin saborear las mieles del éxito en la Champions y cuya temporada ha sido planificada en torno a este torneo con el objetivo claro de sumar la Décima Copa de Europa es vapuleado, zarandeado y casi ridiculizado por un Dortmund que jugó al fútbol y mucho, pero que sobre todo tuvo una intensidad, unas ganas y una emoción por jugar totalmente desapercibidas en la plantilla blanca. 

Tampoco Mourinho anduvo demasiado fino con su planteamiento táctico, si es que lo hubo, antes del partido. Klopp volvió a barrerle en la pizarra con el mismo arma que en la fase de grupos: tapar la salida de balón del Madrid a través de un Xabi Alonso muy gris toda la noche. Y el Madrid volvió a caer en la trampa. Mourinho quiso situar a Modric también en la medular, quizás consciente de la necesidad de ayudar al donostiarra, pero el croata anduvo disperso, sin saber bien donde colocarse, y tampoco colaboró en la tarea. Khedira ya sabemos que no es para eso. Así que Pepe fue, durante la primera mitad sobre todo, el generador del juego del Madrid, tal y como quería Klopp y cualquier rival que se enfrente al equipo de Mourinho.  El entrenador portugués intentaría reaccionar en la segunda mitad, pero ya era tarde. El partido y, sobre todo, el mediocampo era coto de caza para los Bender, Gundogan o Götze que barrieron del campo a sus contendientes.

El Borussia Dortmund lo tenía claro desde el principio. No era necesario tener más la posesión que el rival. Había que colocarse bien y salir rápido arriba cuando se recuperara con el talento, precisión y peligro del mejor tridente atacante del continente. Ese que forman, ya por poco tiempo, Reus, Götze y Lewandowski. El plan funcionó a la perfección y el Dortmund nunca dio la sensación de ser ese equipo joven al que podía pesarle la situación por la falta de experiencia en este tipo de partidos. Más bien todo lo contrario. Los de Klopp ofrecieron su mejor versión en el mejor momento posible. Gundogan, principal conductor del juego borusser jugó libre de marca todo el partido, consiguiendo conectar con claridad con los de arriba y los tres elegidos hacían el resto. Reus era un cuchillo con sus diagonales y Lewandowski daba un recital de lo que es ser delantero centro. 

El polaco se consagró definitivamente. Nadie en Dortmund hubiera pensado, tras una primera temporada muy floja en Alemania, que aquel espigado ariete que empezó jugando muchos minutos por detrás del 9, entonces era Lucas Barrios, progresaría de esa manera hasta convertirse en uno de los delanteros de referencia en el mundo. Uno de esos que pueden convertir en ocasión la primera mandarina que le cae. Uno capaz de resolver unas semifinales de Champions con un póker histórico de goles. Pepe nunca pudo pararle, si hubiera sido un central veterano habríamos pedido su jubilación, y Lewa, pescó como si nada ante la libertad de movimientos que tuvo en el área blanca. 

Seguramente, de no ser por Diego López, con cuatro paradas antológicas, hoy estaríamos hablando de que la eliminatoria está cerrada. A pesar de ese 4-1, el gol de Ronaldo da esperanzas al madridismo con lograr una gesta como las de antaño. Aquellas cuando el miedo escénico del Bernabéu en las noches europeas era conocido por todo el continente. Hoy, parece complicado que el equipo blanco sea capaz de levantarle al Dortmund ese resultado pero si alguien puede es el Madrid. Lo hemos visto ya muchas veces. 

Eso sí, toda opción madridista pasa por recuperar una ilusión de la que no vimos rastro en el partido de ida. Esa que hace que un buen equipo, como es este de Mourinho, sea además sacrificado, trabajador y solidario para que no solo genere juego, sino que además destruya el rival. Todo eso que le sobró al Bayern el martes y al Borussia el miércoles y del que los equipos españoles aún no se han dado cuenta. Eso que puede hacer que la gesta del martes en el Bernabéu pase de mera quimera a una realidad. Con ilusión, ganas, compromiso y esfuerzo, 90 minuti en el Bernabéu volverán a ser molto longos para los alemanes…

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