martes, 22 de enero de 2013

Kaká y la china en el zapato


Mucho se está hablando en los últimos días de la situación del brasileño Kaká en el Real Madrid. Parece que sus posibilidades en el club blanco han llegado a su fin después de varios intentos de recuperar a aquel jugador que deslumbró al mundo en el Milán y que incluso fue galardonado con el Balón de Oro en 2007. Desde entonces, han pasado apenas seis años y aquel futbolista de arrancada casi felina no ha vuelto a dar señales de vida. 

Kaká llegó al Milán con apenas 21 años procedente del Sao Paulo brasileño donde había iniciado su carrera y tras jugar 58 partidos. Su fichaje le costó al club italiano 8 millones y medio de dólares y ya desde su primera campaña en el Calcio, Kaká convenció a la afición milanista con talento, sacrificio y un cambio de ritmo endiablado. Su zancada era prodigiosa, capaz de dejar atrás a cuantos se atrevían a seguirlo. En esa primera temporada, Kaká conquista el Scudetto la Supercopa de Europa e hizo 10 tantos. La siguiente campaña fue su despegue definitivo en Italia. A pesar de hacer menos goles (7) su fútbol terminó de cautivar a todos y aunque su club perdió la final de la Champions ante el Liverpool, Kaká fue nombrado mejor jugador de esa edición de la Champions. Se quitaría la espina ganando la Copa Confederaciones con Brasil ese mismo verano. Pero, sin duda, su gran año fue 2007. Ganó su primera Champions venciendo al Liverpool y el Mundial de Clubes ante Boca Juniors con una gran actuación. Todo ello, le valió para ganar el FIFA World Player y el Balón de Oro que le coronaron como Mejor jugador del Mundo.

En 2009, tras varias campañas detrás de él, Florentino Pérez obtiene por fin el fichaje que buscaba. Kaká llega al Real Madrid a cambio de mas de 60 millones de euros. El 30 de Junio de ese año, el Bernabéu celebraba la llegada de su nueva gran estrella que, junto a Cristiano Ronaldo y Benzema, formarían un ataque de auténtico lujo.  Sin embargo, su andadura en el club de Concha Espina está marcada por más sombras que luces, más aun teniendo en cuenta las expectativas creadas en torno a su fichaje. Tras una primera campaña irregular, una pubalgia le tendría apartado mucho tiempo de los terrenos de juego. Kaká decidió no operarse para llegar al Mundial de Sudáfrica. Volvió cuatro meses después ante el Zaragoza. Antes, en dicha cita mundialista, Kaká forzaría tanto su rodilla que tuvo que ser operado del menisco una vez acabado el torneo para Brasil. Su carrera estuvo en serio peligro y Mourinho, nuevo entrenador ese verano del Real Madrid, no podría contar con el brasileño durante la pretemporada. A partir de ahí, ya nada sería lo mismo. Tras varios intentos de resurrección en los que parecía que podía volver a ser el que era, pero con grandes traspiés como aquella eliminatoria de semifinales de Champions ante el Bayern, su fútbol se ha ido apagando hasta llegar a la situación actual, más cercana a abandonar el club que a continuar. 

Kaká ha mostrado ya su interés en volver al Milán, donde es un ídolo, para volver a intentar relanzar su carrera. Sin embargo, el club rossonero no parece poder hacer frente a su fichaje y, aunque ha solicitado la cesión del brasileño, ésta ha sido rechazada por el Real Madrid. Que no está agusto en el Madrid es algo evidente. No cuenta ya demasiado para Mourinho, que parece cansado de que el brasileño no termine nunca de responder, y su papel ha quedado relegado a un segundo o, incluso, tercer plano en el equipo. Una situación que un futbolista de su nivel no puede asumir. 

El Bernabéu tampoco le perdona que no haya rendido como se esperaba. La espera ha sido casi infinita pero las esperanzas en volver a ver a aquel jugador del Milán se han ido desvaneciendo. 

Aun así, me resisto a creer firmemente que Kaká sea un problema para el Madrid. Su ficha es muy alta, cierto, y quizás mantener a un jugador así viendo los partidos desde la grada sea un lujo que ni el Real Madrid se pueda permitir, pero Kaká mantiene nivel de sobra para seguir siendo un futbolista útil para el equipo si así lo deciden las partes involucradas. Quizás el mayor problema sea que el mismo no es capaz de asumir que su lugar en el equipo ya no es el de protagonista sino el de actor secundario que, por otra parte, también hace ganar títulos. Y aunque su posición en el campo esté más que cubierta con Ozil y Modric, Kaká ofrece otras alternativas a Mourinho. Por eso, el Madrid no debería regalar al jugador. Si llega alguna oferta interesante, estudiarla. Pero si no es así, debe  intentar seguir aprovechando a un jugador que aunque no mantiene el nivel de antaño, sigue siendo un futbolista por encima de la media. 

En cualquier caso, en los próximos días veremos si es demasiado tarde ya para Kaká en el Real Madrid. Si por el fuera, su andadura en la capital de España tendría fecha de caducidad pero ahora depende del club que preside Florentino Pérez que el brasileño cumpla su deseo de regresar a Milán o, por el contrario, acabe la temporada como jugador madridista. Un problema, desde luego, que debe ser resuelto con la mayor brevedad posible pero que se ha terminado por convertir en un verdadero quebradero de cabeza para su presidente que, por otra parte, esta a punto de ver como uno de sus flamantes fichajes de 2009 pasa con mas pena que gloria por el Santiago Bernabéu.

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